Ver una llama ardiendo de manera descontrolada y expandiéndose por el hogar, oficina, negocio o industria es algo que alerta los sentidos de inmediato; quien esté cerca rápidamente reacciona y lo más probable es que considere echarle un vaso de agua antes de recurrir a un tambo arenero; es lo que nos han enseñado, las moléculas de este líquido apagan el fuego y regresan a la normalidad, pero la realidad es que esto no sucede en todos los casos.
Un incendio es una amenaza a la que todas las personas se pueden enfrentar ya que el fuego se logra descontrolar con mucha facilidad; en el momento de estas emergencias entran en acción dos tipos de medidas: pasivas y activas: la primera consiste en identificar las rutas de evacuación y comenzar a implementar un plan de urgencias en el que previamente debió ser capacitado todo el personal, de forma que se logre prevenir el máximo número posible de pérdidas humanas o accidentes que requieran atención hospitalaria urgente.
Por otra parte, las acciones activas consisten en aquellas realizadas por los brigadistas o demás personas que tengan la valentía y las capacidades físicas para hacer frente a las llamas; en esta fase se buscan los extintores, se identifican las tareas pertinentes con las que ahogar el fuego y se intenta controlar la situación mientras llegan los bomberos quienes evacuaron todo el edificio y regresar a la normalidad. Es aquí donde cada pequeño movimiento es decisivo en el futuro de la infraestructura, las vidas y el patrimonio, por lo que es importante mantener la calma y estar capacitado.
¿Cómo se apaga un incendio?
Para identificar las razones por las que el agua no es un buen enemigo frente al fuego hay que recordar los componentes básicos que generan las llamas: oxígeno, combustible y calor; aparentemente este líquido ahogaría los tres elementos, pero se debe tener en cuenta que no todos los tipos de incendio son iguales. Miremos, por ejemplo, el caso de los provocados con aceite de cocina.
Este es uno de los tipos de incendio más frecuentes en los hogares y con los que la prevención debe ser extrema; como ya es sabido, el agua tiene un mayor peso que el aceite y por tanto nunca se mezclan; esto genera que no sea posible ahogar la base del fuego, sino que simplemente se repelarán de manera violenta.
Lo que sucede, en primer lugar, es que el agua se acumula en la zona inferior y se logra evaporar rápidamente por la acción del calor, y en segunda instancia, la grasa llega a calentarse a más de 185 °C, lo que provoca que el vapor empuje violentamente el aceite y lo haga saltar a todas partes, contribuyendo a las quemaduras y la expansión del incendio.
Este ejemplo es sólo uno de los muchos que generan accidentes al intentar apagarlos con agua. Los únicos escenarios en donde este líquido es eficaz son en espacios en los que la base del fuego esté conformada por elementos sólidos que logran ser recubiertos por las moléculas de H2O, es decir: madera, brasas, carbón, tejidos, plástico, entre otras.
¿Qué tipos de incendios no se pueden apagar con agua?
A continuación, mencionaremos los incendios que por ningún motivo deben ser apagados con agua a fin de evitar una tragedia mayor:
- Líquidos: incluye todo tipo de inflamables en estado líquido, por ejemplo: petróleo, gasolina, aceite industrial o mecánico, pintura o alcohol. Lo mejor en estos casos es el tambo arenero pues elimina el oxígeno sin reaccionar con la fórmula del combustible.
- Gases: cuando ocurre una fuga de gas no se debe implementar agua, ya que, si bien apaga las llamas, tapona muy levemente la salida del fluido y al poco tiempo seguirá escapando, pero está vez sin llama, provocando una intoxicación del entorno. Algunos de los combustibles son metano, butano, propano e hidrógeno.
- Metales: cuando el incendio se provoca por la quema de metales como el sodio, magnesio, potasio o aluminio se debe apagar únicamente con polvo ya que de lo contrario no surtirá ningún tipo de efecto controlador.
- Aceites de cocina: aunque son líquidos, recientemente se han apartado a otra categoría por sus características de reacción únicas, por ejemplo, estos no pueden ser controlados con los extintores de CO2 en CDMX pues la grasa también reacciona con este compuesto de manera violenta.
- Incendios eléctricos: definitivamente este es el escenario en el que menos se puede emplear el agua ya que las sustancias químicas actúan como conductor y además del fuego va a provocar cortocircuitos y electrocución.
¿Qué se puede hacer?
Si en su industria, casa, oficina o negocio existe un mayor riesgo de enfrentarse a esta clase de incendios deberá contar con un tambo arenero disponible para ahogar las llamas sin generar ningún tipo de reacción; lo que hace la arena es aislar el calor del combustible, ahogando de inmediato el oxígeno de la fórmula y apagando el incendio sin provocar una catástrofe.
Si desea conocer más información de la disponibilidad o modo de uso del tambo arenero, llámenos al (55) 5272 4181 o escribanos al chat de WhatsApp +52 (55) 2560 7317.