Dentro de las industrias, hay muchos riesgos, entre los que destacan los incendios. Si se presentan, pueden causar destrozos y grandes pérdidas económicas y, lo que es peor, algún accidente letal. Por tal motivo, es importante integrar un sistema contra incendios sofisticado, que incluya extintores industriales en CDMX. Conocer estos últimos es importante para adquirir los más convenientes y asegurar su uso efectivo.
Importancia de los extintores en las industrias
Los incendios están entre los riesgos más devastadores para las empresas, por tal motivo, es crucial que se mantengan prevenidas para actuar antes de que el fuego se propague. Las amenazas pueden presentarse en cualquier momento, ya sea por descuidos, uso de combustibles y líquidos inflamables, fallas en instalaciones eléctricas, uso inadecuado de materiales inflamables, entre otros. Para mantenerlos a raya, es crucial contar desde el principio con el equipo contra incendio adecuado según varios factores.
Los extintores industriales en CDMX están entre esos equipos que no pueden faltar en ningún sistema contra incendios, especialmente en los entornos industriales. Se trata de recipientes metálicos con forma de cilindro, que contienen un agente específico a presión para atacar fuegos en sus primeras fases. Al abrir la válvula, la presión hace que el agente sea liberado mediante una boquilla (usualmente, ubicada en el extremo de una manguera) hacia el material en combustión. Suelen contar con un seguro para evitar activaciones accidentales, que debe retirarse para usarlos.
Tipos de extintores para aplicaciones industriales
Sepan que no todos los extintores son iguales. Hay varios tipos según factores, como el peso o los tipos de fuego. Estos últimos y están entre los más importantes. Si se omiten, pueden cometerse errores, como comprar una clase de extintor que resulta inútil para tratar ciertos fuegos.
Extintores según su clase
En los extintores, encontrarán etiquetas con las letras A, B, C, D y K, que corresponden al tipo de fuego que pueden apagar:
- Clase A. Se recomienda para fuegos donde el combustible es un sólido, como plástico, madera, cartón, entre otros.
- Clase B. Trata fuegos cuyo combustible es un líquido, como gasolina, aceite, pintura, entre otros.
- Clase C. Extingue los incendios eléctricos.
- Clase D. Los combustibles que atacan son metales y son poco comunes. Algunos ejemplos son el sodio, magnesio o aluminio en polvo.
- Clase K. Trata fuegos derivados de grasas y aceites y es ampliamente usado en cocinas industriales y empresas alimentarias.
Evalúen bien sus instalaciones y determinen cuál es la clase más recomendable. Probablemente, requieran un ejemplar de cada clase, aunque las más comunes en entornos industriales son A, B y C.
Extintores según el agente
Otra tipología se refiere al agente extintor que se somete a presión en los cilindros. Encontrarán varios tipos, entre los que destacan:
Agua
Se recomienda para fuegos de clase A y debe evitarse para tratar incendios eléctricos. Permite combatir fuegos derivados de líquidos, como aceite o gasolina.
Agua pulverizada
Son excelentes opciones para tratar fuegos tipo A y B. Es importante no usarla en presencia de corriente eléctrica, debido a los riesgos de electricidad. Es una buena opción para usar en exteriores.
Espuma
Se recomiendan para fuegos del tipo A y B y también debe evitar usarse en presencia de electricidad.
Polvo
Son los más comunes en instalaciones industriales, comerciales y residenciales. La razón es que pueden tratar fuegos tipo A, B y C y, al ser polvo, no representa un riesgo eléctrico. Rociarlo sobre objetos valiosos y equipos informáticos puede dañarlos, debido a que es difícil de limpiar.
CO2
No representa riesgo eléctrico al tratarse de un gas. Es ideal para tratar fuegos A, B y C. Comúnmente, se utilizan donde ciertos tipos de agentes pueden dejar más daños que el fuego. Por ejemplo, si se utiliza un extintor de polvo o espuma en un laboratorio, pueden estropearse los equipos e instrumentos valiosos. Tal situación puede evitarse con el gas.
Extintores según el tamaño y aplicación
Son clasificaciones poco comunes, pero que deben considerar. Encontrarán ejemplares desde uno hasta 50 kg. En el caso de los extintores industriales en CDMX, pueden integrar ruedas para transportarlos fácilmente. La aplicación también es importante y se relaciona directamente con el peso. Por ejemplo, para entornos residenciales, puede usarse un equipo de espuma de 2 kg para tratar riesgos eléctricos.
Para comercios e industrias, se requieren equipos más variados y de mayores dimensiones. En comercios, se recomiendan ejemplares de espuma y polvo de 6 kg y uno de CO2 más pequeño para fuegos eléctricos. En industrias, pueden optar por ejemplares de polvo de 6 kg, pero, si las instalaciones son muy grandes, opten por extintores de polvo con ruedas de más de 25 kg. También es recomendable un cilindro de 5 kg de CO2. Si en su empresa hay flotas de transporte, también pueden adquirir un extintor pequeño de 1 kg para cada unidad.
Mantenimiento
Una vez que adquieran los ejemplares convenientes para su empresa, deben colocarlos en zonas visibles y accesibles, ya que el tiempo de reacción es decisivo para evitar que pequeños fuegos se vuelvan incontrolables. También es importante que los extintores industriales en CDMX estén protegidos contra la intemperie. Su ubicación debe señalizarse, por ejemplo, usar un fondo rojo con la palabra «extintor» en blanco.
El mantenimiento periódico no puede faltar para que funcionen adecuadamente ante cualquier emergencia. Se recomienda que lo hagan dos personas distintas: una empresa proveedora y los propietarios. La empresa realizará verificaciones trimestrales en cada componente mecánico, como válvula y mangueras, además revisará el nivel de carga y rellena los cilindros si es necesario.
Las comprobaciones anuales son importantes para revisar el nivel de presión del extintor y el estado del agente, especialmente si es polvo. Por último, deben realizarse el retimbrado del equipo cada cinco años. Es importante que, en cada mantenimiento, el propietario con su colaborador tenga un registro de las tareas efectuadas y los resultados de las pruebas aplicadas, como los test hidrostáticos.
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